martes, 4 de marzo de 2008

Se quedará en tu bonsai.

El dibujo empieza en mi mano, desprende toda una serie de ramificaciones que se extiende por mi brazo. Es en tiempo real, el dibujo recorre las venas, pasa por mi codo y se retuerce en mi hombro. Una de las plantas se acerca por mi cuello hasta el oído, la otra baja por mis pechos enredándose por mi vientre. Del oído a la nuca, de la nuca a la mejilla, de la mejilla a los ojos, de los ojos por mi frente, de allí todo un viaje hacia la espalda. Un recorrido minucioso de una serie de flores por mi otro brazo, y el jugueteo en la punta de los dedos con las hojas que van naciendo. Un cosquilleo de la anterior baja por los glúteos enroscándose cada una en las piernas, girando. Hasta el suelo, afirmándose en el piso, tirando nuevas raíces, besándonos las lágrimas, perfúme a Lilas.
Sigo desnuda.

1 comentario:

Camos dijo...

yo quiero tener una mano negra por dos dias.